Powered By Blogger

lunes, 21 de mayo de 2012

Bredene, Bélgica

 




Para mí, la ciudad de Bredene, situada en Flandes Occidental (Bélgica), es un lugar muy especial. Es donde solía, y sigo, pasando la mayor parte de mis vacaciones.

Sin la menor duda, Bredene no es uno de esos sitios con historia, pero me gusta porque forma parte de la tradición de mi familia. Como mis abuelos no tenían dinero para ir de vacaciones con sus cuatro hijas, solían pasar cada verano en las playas de Bredene. Cuando mi madre y sus hermanas, a su vez, tuvieron hijos, decidieron mantener la tradición y llevarnos, cada verano, a mis primos y a mí a la playa.

Las playas de Bredene son largas, de unos 4 kilómetros. Hay una playa nudista, que es la única que hay en Bélgica. Las playas tienen duende porque no tienen una barrera artifical. En su lugar, las dunas forman la separación natural entre la ciudad y la playa. Es algo hechizante. Pero lo que me resulta realmente embriagador es oler el típico aire de mar, mucho más puro que el de la ciudad, y escuchar las olas que mueren hasta el rompeolas. Suelo sentarme allí para escribir y contemplar ese espectáculo.

Cuando erámos pequeños, salíamos a dar un paseo por la calle principal de la ciudad, flanqueadas por pequeñas tiendas de ropa, recuerdos, ... El día siempre se acababa en el mismo lugar, un restaurante donde degustábamos los mejores helados.

Desgraciadamente, en los últimos años, la ciudad se ha vuelto cada vez más urbana. Están construyendo edificios de arquitectura moderna muy feos por todas partes y eso rompe el encanto único de la ciudad. Intentan copiar el estilismo que hay en ciudades más conocidas como Ostende, pero con un resultado horrible. Además, como nosotros (mi primos y yo) ya somos mayores y cada uno tiene su vida, cada vez es más difícil encontrar un día para reunirnos todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario