La historia de mi llegada a Barcelona empieza con mi
viaje. Mi madre decidiera acompañarme hasta la
ciudad en coche para que el viaje fuera más fácil emocionalmente y para traer
más cosas, pero sobre todo porque a ella le encanta la mentalidad española y su
manera de vivir. Llegué a Barcelona por
la mañana, estaba agotada por el viaje pero también estaba contenta de llegar
por fin y conocer a la nueva ciudad en la cual iba a vivir durante 10 meses.
Durante los tres primeros días de mi estancia
visité la ciudad acompañada de mi madre. Hacía mucho calor y el sol brillaba
todos los días, eran días sofocantes. Era el tiempo perfecto para pasear por el
mar y los monumentos y lugares famosos, como la Sagrada Familia, el Parque
Güell, La Rambla, etc. Es la Sagrada Familia la que me impresionó más por su
grandeza y lo que significa. Hacía muchos años que quería verla y no me
decepcionó. La ciudad me dio una impresión muy positiva y supe que iba a pasar
un año increíble y que nunca podría aburrirme por las miles de cosas que hay
que hacer... Luego, mi madre se fue y me sentí de repente un poco sola aun
vivía en un piso compartido con tres chicas. Pero eso iba a cambiar ya que
tenía que comenzar a ir a la Universidad. Entonces tuve que ir a la Universidad
Pompeu Fabra y vi en el mapa de las estaciones del metro que existía una parada
que se llamaba “Pompeu Fabra” y de repente pensé que la Universidad estaba
allí. Afortunadamente quise estar segura del lugar y preferí mirar la dirección
del Campus del Poblenou antes de ir. Así me di cuenta de que este campus se
situaba cerca de la estación Gloríes. Finalmente me costó un poco encontrar el
campus porque no tengo ningún sentido de la orientación pero afortunadamente
había unos estudiantes Erasmus para indicarme la dirección. Creo
que lo que me ha sorprendido mas era que los españoles tocan mucho cuando
hablan, mis compañeras de piso me toquen todo el tiempo y al principio me
molestaba pero ahora, ¡yo también lo hago!
A mi modo de ver, estos
primeros días fueron increíbles, llenos de nuevos amigos, nuevas experiencias,
nuevas locuras, etc. En
cuanto a la gente, sólo he encontrado a personas simpáticas y agradables,
pacientes y dispuestas a ayudar una pobre extranjera perdida como yo. Entonces
me siento muy bien aquí.
Tuve muchas buenas sorpresas y casi ninguna
decepción, pienso yo. Sólo estuve decepcionada cuando me enteré que mis
clases iban a ser clases especiales para los estudiantes Erasmus. Así que era
muy difícil conocer a estudiantes españoles, y entonces era complicado
practicar mi español. Pero excepto eso todo fue perfecto y nunca olvidaré estos
primeros días en Barcelona, una ciudad maravillosa. Hoy, haría cualquier
cosa para quedarme más tiempo en Barcelona.
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