Servicio. A mi modo de ver, en Barcelona y
en España en general el nivel de servicio no es particularmente alto. En pocas
palabras significa que, cuando voy a un restaurante espero que el servicio sea
bueno y al menos espero una pequeñita sonrisa. El caso es que vas a tener
suerte si el camarero va a sonreírte ligeramente y también es una lucha tener
la cuenta. Hablando de servicios, los que faltan, tendrás que prepararte para
que en el supermercado a los cajeros les guste mucho hablar entre ellos
mientras te atienden. Entonces las compras pueden durar mucho tiempo hasta que
ellos terminen de hablar.
Orden. Tal y como yo lo entiendo es más
tranquilo cuando se mantiene el orden en vez del caos. Es decir que me gustaría
que hubiese orden como en Dinamarca, por ejemplo en las clases de mi
universidad en Barcelona. Es que es difícil saber, cuando tenemos deberes o
trabajos escritos, de qué hay que hacer y siempre hay dudas de cuál es el
objetivo de estos trabajos donde en Dinamarca siempre tenemos una descripción
minuciosa de qué hacer en cada punto y cuál es el objetivo exacto.
Finalmente
puedo decir: “BCN – te echaré de menos cuando vuelva a Dinamarca”, pero como se dice: “Es bueno,
pero en casa es mejor”…
Es la verdad sobre el servicio en España. He trabajado como camarera y el jefe me decía que "el cliente siempre tiene la razón", pero aquí no parecen darse cuenta de que si dan un buen servicio a los clientes, vuelvan otra vez.
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