El viaje de aventurarse a amar, a querer, a arriesgarse, es el viaje que más vale y que menos vemos

Este año ha sido un camino serpenteante y al mismo tiempo increíble. Hemos vivido nuevas experiencias, hemos hecho nuevos amigos, hemos disfrutado de nuevos sabores aromáticos, etc. Valió la pena arriesgarse amando porque al final volveremos a nuestros países como nuevas personas. La vida nos ha puesto obstáculos durante el año pero consideramos esto como algo ventajoso que no ocurre para vernos caer sino para vernos fortalecer y levantarnos.

Ha sido una experiencia que solo pasa una vez en la vida y es un recuerdo que guardaremos para siempre en nuestro corazón. 

Podemos decir que nuestro viaje “Erasmus” ha sido uno de estos viajes que más valen y que menos vemos. Las cosas bonitas no duran hasta siempre y es por eso que se consideran como cosas inolvidables.

Mi estancia Erasmus se está acabando y creo que merece la pena hacer un resumen. Mi vida en Barcelona ha sido un sendero de agujeros llenos de flores porque aunque he encontrado obstáculos no quiero quitar esta ruta, no quiero dejar la Ciudad Condal. Está claro que hay cosas que me han molestado pero si pudiera seguir caminando en esta ruta, lo haría.

∂ Lo que dejo

De Barcelona no me llevo a los turistas porque no aguanto más su presencia. No son desagradables sino que son pesados. De la misma manera dejo aquí a los pakistanís, son amables pero te roban un poco de tu tranquilidad.

∂ Lo que pongo 

Se van conmigo dos personas, dos amigos que han hecho de mi estancia Erasmus un viaje maravilloso. Son las personas de Barcelona que más echaré de menos. Me quedo con el ritmo de la vida española porque me corresponde más que el de Francia. Hago todo más tarde y esto me gusta. Para terminar pongo en mi maleta la paella porque en Francia no comeré una paella tan rica como en España.

Estaré muy triste de irme a mi país porque no quiero que esta ruta se acabe pero sé que no se trata de un “Hasta nunca” sino de un…

¡Hasta Luego!