La maleta de las emociones
Empezamos con las palabras siguientes (Hermann Hesse):
“…La vida de cada hombre es un camino
hacia sí mismo, el intento de un camino, el esbozo de un sendero…”
Es decir, se dice que la vida es como un camino llano, pero en la realidad
parece más un camino sin una senda trazada. O sea, “...caminante, no hay camino, se hace camino al andar...” (Antonio
Machado)
En las palabras siguientes voy a compartir contigo algunas de mis
reflexiones sobre mi estancia en Barcelona. Es decir, mis experiencias, mis pensamientos sobre la cultura
española, etcétera, etcétera.
Primeramente, ha sido un viaje zigzagueante,
un sendero con baches. Es decir, he vivido en una cultura
totalmente diferente a la de mi país, por lo tanto de vez en cuando me he encontrado
con un choque cultural. Sin embargo,
yo no habría sido sin esas experiencias, porque me han demostrado que hay
muchas diferencias dignas de admiración en todos los países del mundo. Asimismo, he aprendido la lección de
que yo soy danés, un hombre influenciado por las normas y costumbres danesas.
Por ejemplo, no me llevo la
lentitud española y las tiendas dormidas durante la siesta (¡todavía estoy
hasta el gorro de que no puedo comprar mi tabaco durante el mediodíaJ!, ya está, hombre, ya está!). Tampoco me llevo las calles
malolientes.
En segundo lugar, y al mismo tiempo, ha sido una ruta llana, un medio año sumamente
amable. O sea, he en vivido un país
en el cual vive una muchedumbre de
españoles simpáticos y amables, que me han recibido con los brazos abiertos. Recuerdo
el primer mes, donde mi vecino nos ayudó a cuidar nuestro perro porque teníamos
que viajar a Dinamarca para trabajar. También recuerdo sus palabras cuando yo
estaba en la puerta, ofreciéndole unas botellas de vino por su ayuda: “Un favor no se paga”. Es seguro que por
siempre me quedo con esa experiencia.
En pocas palabras...
Dejo un país maravillosamente amable, una
gente simpática e interesante. Se queda
una ciudad bonita, llena de lugares significaos
y mágicos – sitios con duende. Me llevo muchos días brillantes, días sofocantes y la menoría del café español – intenso y aromático como
la gente española.
Jakob Vang Glud
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