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martes, 12 de junio de 2012

Cuando llegué a Barcelona…


La historia de mi llegada a Barcelona empieza con mi viaje.  Mi madre decidiera acompañarme hasta la ciudad en coche para que el viaje fuera más fácil emocionalmente y para traer más cosas, pero sobre todo porque a ella le encanta la mentalidad española y su manera de vivir.  Llegué a Barcelona por la mañana, estaba agotada por el viaje pero también estaba contenta de llegar por fin y conocer a la nueva ciudad en la cual iba a vivir durante 10 meses.
 Durante los tres primeros días de mi estancia visité la ciudad acompañada de mi madre. Hacía mucho calor y el sol brillaba todos los días, eran días sofocantes. Era el tiempo perfecto para pasear por el mar y los monumentos y lugares famosos, como la Sagrada Familia, el Parque Güell, La Rambla, etc. Es la Sagrada Familia la que me impresionó más por su grandeza y lo que significa. Hacía muchos años que quería verla y no me decepcionó. La ciudad me dio una impresión muy positiva y supe que iba a pasar un año increíble y que nunca podría aburrirme por las miles de cosas que hay que hacer... Luego, mi madre se fue y me sentí de repente un poco sola aun vivía en un piso compartido con tres chicas. Pero eso iba a cambiar ya que tenía que comenzar a ir a la Universidad. Entonces tuve que ir a la Universidad Pompeu Fabra y vi en el mapa de las estaciones del metro que existía una parada que se llamaba “Pompeu Fabra” y de repente pensé que la Universidad estaba allí. Afortunadamente quise estar segura del lugar y preferí mirar la dirección del Campus del Poblenou antes de ir. Así me di cuenta de que este campus se situaba cerca de la estación Gloríes. Finalmente me costó un poco encontrar el campus porque no tengo ningún sentido de la orientación pero afortunadamente había unos estudiantes Erasmus para indicarme la dirección.                                                                                                          Creo que lo que me ha sorprendido mas era que los españoles tocan mucho cuando hablan, mis compañeras de piso me toquen todo el tiempo y al principio me molestaba pero ahora, ¡yo también lo hago!
A mi modo de ver, estos primeros días fueron increíbles, llenos de nuevos amigos, nuevas experiencias, nuevas locuras, etc. En cuanto a la gente, sólo he encontrado a personas simpáticas y agradables, pacientes y dispuestas a ayudar una pobre extranjera perdida como yo. Entonces me siento muy bien aquí.
Tuve muchas buenas sorpresas y casi ninguna decepción, pienso yo. Sólo estuve decepcionada cuando me enteré que mis clases iban a ser clases especiales para los estudiantes Erasmus. Así que era muy difícil conocer a estudiantes españoles, y entonces era complicado practicar mi español. Pero excepto eso todo fue perfecto y nunca olvidaré estos primeros días en Barcelona, una ciudad maravillosa. Hoy, haría cualquier cosa para quedarme más tiempo en Barcelona.

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